Está ya como una rosa. Es un
decir, las rosas se están quietas. Hoy tenía la
revisión.
Sin embargo, llovía tanto que he
llamado por teléfono para decirles que hoy no íbamos a ir. La clínica está lo
suficientemente cerca como para poder ir andando y lo suficientemente lejos
para acabar calado si está lloviendo.
No hay duda, era un dolor
muscular.
El otro día cuando le miró,
también le auscultó y le pregunté si le notaba algo en el corazón. Dijo que no
notaba nada, ningún soplo ni nada.
Su compañera, no sé a santo de
qué, nos había hecho ese comentario:
“habrá que hacerle placas, electro…”.
Es la misma clínica veterinaria. Afortunadamente, todas las veterinarias no
son iguales.
Iremos mañana si no llueve,
además nos tiene que dar las pastillas que dijo que convendría que tomara de
forma crónica para proteger las articulaciones (yo no tomo nada para mis
articulaciones...). También tenemos que comprarle el antiparasitario que le tocaba
tomar ahora.
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